aquellas que señalan y acompañan los pasos de mi vida,
envueltas en polvo y tierra,
esperando ansiosas ser arrastradas
por los pies desprevenidos del caminante apresurado,
las veo humedecidas por la fresca brisa
y pronto mi paladar las imagina exquisitas, vivas, jugosas...
cual manjar de la tierra trasegada, cansada, vieja,
como cuando de niño las probaba y saboreaba...
para ellas escribo y las veo aguardando la ventisca
que las ayude a avanzar, conocer,
mitigar sus deseos de descubrir el final de la ruta
antes de quedar sumidas para siempre en las entrañas
de quien las brotó y ya sin camino ni esperanza
no vuelvan a ser ya jamás...parte del sendero.
caha
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