no quieres recordarme, pero como un impulso desde el fondo de tu pàlpito
hasta las enormes ventanas de tu alma, !ah, ese verdor que aturde¡,
diriges tu mirada hacia la cùpula y allì me encuentras,
como cientos de guiños resplandecientes,
para que al fin comprendas que mi amor por ti,
igual que esos diminutos haces de luz...es infinito.
caha
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